lunes, julio 23, 2007

Les presento a Natasha

Esta mañana, algo agobiado por un objeto perdido más, abro mi correo electrónico y me encuentro con uno titulado: "Al fin otra poesía". Es de Natasha Barba Heredia, niña a quien tiempo atrás publiqué en Pingo (y que ya es una jovencita), y a quien respondí para agradecerle que me haya enviado esto y me recordara que debo disfrutar más lo que hago.
También le cuento que a su edad yo escribía textos similares, pero como platiqué una vez en una entrevista, esos escritos se quedaron en Sabedonde o en Yanolorecuerdo. Quizás los tiré o quemé. El caso es que quedan algunas frases aisladas en mi memoria, donde jugaba con palabras y su sentido. También escribía algo como lo que aparece a continuación.
Gracias Natasha por regresarme al camino.


Poesía del nombre oculto

Soñé y ahí estaba el cielo,
Ése que siempre menciono.
El que quita el urbano y discreto velo
Y me desenmascara cuando con esperanza ambiciono.

Me enamoré mil veces de ese sueño
Y repetirlo mi mente no podía
Porque poetizar lo único, cuando no peno,
Es lo prohibido que infantilmente haría.

Adorné y aderecé mil veces
Al personaje exquisito que ahí estaba,
Le lavé el cerebro un par de meses,
Y lo devolví cuando el piano tocaba.

Un par de lunas se filtró en mi mente
Y giramos entre las definidas sombras
Y se volvió invisible frecuentemente
Y con mis recuerdos elaboré alfombras.

Alfombras donde soñé con otro sueño
Y fue el mismo cada similar noche
Donde estaba escribiendo sobre una tela
Este injusto y dulce reproche.

Natasha Barba Heredia

domingo, julio 22, 2007

Objetos perdidos

Tequila no está lejos. Ningún lugar lo está. Cuando nos mudamos de ciudad o salimos de viaje a sitios remotos, siempre pensamos en un nuevo comienzo, en que todo se arreglará así, en que los problemas serán menos. Pero el verdadero problema es que éste lo llevamos con nosotros. No es posible ser otro porque nos llevamos con nosotros mismos y entonces, mientras no arreglemos nuestro corazón, mientras no reestructuremos lo que sale mal para que salga bien, será imposible resolver cualquier caso.
Hoy me di cuenta que desde hace muchos años tengo trabajos absorventes, sin horarios, que en ocasiones me imposibilitan para la vida. Ya lo había escuchado, pero hace poco me recordaron que lo importante
Esta tarde debía ir al cumple de mi abuelita Magdalena. Era día de reunión con todos mis primos, con los 10 hermanos de mi papá. Uno de los pocos días el año en que coindicimos y reímos y lamentamos que nos vemos poco. Quería abrazar a mi abue, escuchar las historias de mi tío Miguel, ver cómo mi tío Memo dice cosas raras y da órdenes, reirme con las ocurrencias de mi primo Toni y reclamarle a Daniel que se haya arrejuntado mientras lo felicito, porque ahora sí, soy el único soltero de los 20 primos mayores de 21 años. Quería ver a mi papá contento, bebiendo con sus hermanos, mientras todos los sobrinos, cada vez más, llegan conmigo para pedirme que les cuente una historia.
Juro que me organicé, que tenía contemplado tener listo todo mañana para en la noche llevarle serenata a mi abue en compañía de mis primos y hermanos. Pero siempre surgen imprevistos. Hoy hubo un par más. Total que no fui. Me siento mal. Estoy muy apenado.
En momentos así, es normal que pensemos en todos los motivos para estar peor: no he arreglado la casa, extravié mi cuaderno blanco con dos años de apuntes, cuentos y proyectos personales, aún no me recupero de mis deudas tontas. En fin. Todo se vuelca, y creo que estar consciente de eso, ayuda.
Lloré un poco, hablé con mi hermana (quien por cierto tiene el nombre de mis dos abuelas Lidia Magdalena), y me dijo que lo hiciera y que después me tranquilizara. "Por algo no has podido venir, no vale la pena que lo hagas, mejor quédate". Y juntos encontramos soluciones: una de ellas es visitar a mi abue mañaaa y platicar con ella. Lo demás, ya vendrá. El cuaderno no es mi memoria ni mis sueños. Aunque allí había muchas cosas valiosas, lo mejor lo tengo en mí. Ahora queda no preocuparse y ocuparse. No vine a Tequila a nua nueva vida, pero el sol de aquí, ver todos los días el volcán y el olor a mezcal de las tardes, ayudan a la contemplación.

martes, julio 17, 2007

Bienvenido, Alexiel



Es noticia un poco atrasada, pero tenía como dos semanas sin escribir aquí. En parte porque algunas personas se me agüitan por no aparecer en el blog, pero creo que debo entenderlo y aprender a trabajarlo. Como escritor, dedicaré un libro, mencionaré a una persona, pero la fortuna que tengo al contar con tantos amigos, no me permitirá incluirlos a todos. El amor que les tengo es algo que me guardo y que cada quién debe saber que existe. Si no lo saben, yo se los digo.
El caso es que en esta ocasión quiero hablar de Alexiel. "Es un ángel que se reveló", me explicó su mamá. Ella es Aimeé y fue mi compañera en El Informador, donde nos hicimos amigos. Y a quien, debo confesar, jamás imaginé como madre. Hoy la veo y me doy cuenta de que los designios nos hacen descubrirnos y ser más intensos, amorosos, o duros en ocasiones.
Aimeé y Luis (El Cora), son una pareja que se adora, que se trata con amor y mucha pasión, sí, de esa que incluye enojos y palabrotas al momento de discutir. El caso es que Alexiel, en su etapa de alien como diría ella, pudo unirlos. Ahora viven juntos, viven su paternidad, y plantean varios cambios que son para bien.
Antes del bebé, Aimeé, Lili y Vania se amanecían de fiesta. Claro que me incluyo en varias de ellas. Luego del Prana, al Circus, luego al Lido, y quizás a casa de Lili después. Así hasta que salía el sol. Pienso que cuando andamos así algo nos hace falta. No sabemos qué es, tampoco cómo hacerle para darnos cuenta.
Hay tres imágenes que me llevé de casa de ellos: Aimeé abrazando a su niño, Cora haciendo una limpia en su estudio lleno de discos de metal y de películas, entre las que me compartió algunas, y donde estaba a Alexiel en mis brazos. Todo cambia. No comprendo la paternidad, sé que no lo haré hasta que tenga un hijo. Antes me desesperaba, pero ahora sé que estoy bien, y que mejor me sigo preparando para su llegada. Veo a ellos dos y aprendo.

Esta parte es para que Aimée se la lea al pequeño:
"Bienvenido Alexiel. Tienes unos papás maravillosos, reventados, amorosos y apasionados en lo que hacen. Te felicito. Aunque este mudo es muy duro, sé que con ellos a tu lado lo llevarás bien. Lo vas a disfrutar. Cuando ya no los aguantes, me buscas para platicar. Abrazos siempre. Tu tío Pancho".

Sé que no es día de las madres, pero quiero aprovechar para saludar a las mamás amorosas y admirables que leen este blog: Mari, Miriam, Norma, Gracia, Tessie, Vane... Y las que vayan entrando.

*La foto es tomada por Aimeé o por Luis, cuando recién llegó.

martes, julio 03, 2007

Viernes. Mis amigos de Tequila


Al fin tengo la foto. Todos los viernes olvido llevarme una cámara para retratar a mis amigos de Tequila y presentarlos. Además, muchos me habían pedido conocerlos. Para ustedes, y para los que no lo pidieron, se los presento:
De derecha a izquierda, el de la camisa blanca es Macario. Él es de la sierra de aquí, precisamente de El Salvador, lugar que menciono mucho. Los viernes, cuando nos reunimos, se encarga de cocinar y es buenísimo en la parrilla, preparando mojarra o el chicharrón y las carnitas de puerco. Es todo un personaje.
De amarillo, Maribel, quien se encarga de Servicios Públicos y es una fregona en cuestiones de administración. Además, como coordina varias direcciones y se encarga de Recursos Humanos, es, desde luego, una mujer con carácter. A ella la conocía antes de venir, pero no establecimos amistad bien hasta ahora.
Con la gorra está Toño. Él se encarga de los vehículos del Ayuntamiento y esn tipazo, de esos con los que puedes hablar agusto.
En medio está Juan Carlos, quien se encarga de Padrón y Licencias. Es un tipo con quien me identifico mucho en mi forma de ser. Nos reímos bastante y es mi compañero de borracheras a pesar de que debe estar a las 5 de la mañana en la panadería de la familia. Sí, igual que yo es un puerco, jaja.
De azul está Noé, primo de Juan Carlos y junto con Beto les llaman "Los Aguirres". Es un tipo más sereno, reservado, pero con quien se puede platicar cualquier cosa. Es de esos que saben escuchar y un tipazo. Él está en Alumbrado Público.
A un lado de mí está Alicia, quien me invitó a trabajar aquí. Directora de Relaciones Públicas y chucha cuerera en asuntos de museos, muy noble y explosiva. Es complicadisimo ponerla bajo control, pero es como mi madre aquí.
Todos ellos son amigos que quiero y que se convierten en una razón más para estar aquí. Si ustedes vienen un viernes, lo más probable es que los invite a la comida que hacemos cada semana, donde también bebemos y nos reímos bastante. Ellos me han puesto los pies en la tierra.
Me faltan otros, como Eva, Beto o Isabel. Una se me perdió, y eso me puso a reflexionar mucho acerca de lo irresponsable que he sido con mis amistades.
Admito mi falta de administración
La fortuna se convierte en una gran dificultad cuando no sabemos administrarla. En mi caso, soy afortunado por la cantidad de amigos que tengo, pero no conocidos, no, digo amigos de verdad. Y la gran cantidad hace que olvide los cumpleaños, llamar de vez en cuando o incluso agregarlos a este blog.
Vale la pena la mención porque ahora que conocen a mi gente de acá, quiero que sepan que aunque estén lejos, como Efraín en Austria, recién estrenado como papá; Fausto en Chihuahua, con el miedo de que pronto se casará; Mari en Puebla que crece como persona y es cada vez más admirable desde la llegada de Valeria, o Norma en Monterrey, quien vuelve a la adolescencia implacable desde sus hijos, estoy con ustedes a pesar de la distancia y mi imposibilidad para viajar. Además, con algunos me he portado especialmente grosero en mis malos días. A todos los que les tocó, como a Saret, perdón.
El caso es que, entre más se tiene, más responsables debemos ser. Ya trabajo en ello, de verdad. También, como no soy un obsesivo con las personas que están cerca de mí, se puede interpretar que no quiero estar a su lado. Ahora sí que tiempo me falta, jeje.