Hoy recibí la llamada de una buena amiga que vive un momento
triste, del que nadie se recupera entero. Me pidió que le ayudara a cubrirla en
sus dos programas de radio. Pocas semanas antes, otra amiga que vive un momento
alegre, del que nadie regresa igual, me
pidió que le ayudara a cubrirla temporalmente en su programa de radio.
Se trata de una revista cultural, un programa de promoción a
la lectura y otro de radio infantil. La radio llega de regreso: mi primer amor,
como le digo. Y le decía a Hash que algo me quiere decir la vida, Dios, el
destino, el mundo, o como lo queramos leer. En este día, que no ha sido muy
bueno que digamos (de esos a los que uno apenas sobrevive) coincide la
conciencia de un mensaje. ¿Qué dirá?
Entonces pienso en la radio como mi primera escuela. Lizeth
Álvarez, Hugo García, David “Negro” Guerrero, “El Pinos”, Elena Castillo, entre
mucha otra gente están frente a mí. Reflexiono. Allá, en la Radio Universidad
de Guadalajara del ’96, aprendí la importancia de los acentos, de las comas, de
vocalizar. Tan solo desde el aspecto técnico hace falta pensar en lo que se
dice. Don Joel Estevané, en un curso al que fui, explicaba que lo importante no
era la voz, sino lo que se dice. Con Gabriela Bautista y Ceci Fernández
descubrí la magia de darle sentido a lo que se dice. “Cuida el sentido y los
sonidos cuidarán de sí mismos”, dice Lewis Carroll.
¿Qué dirá?
Asisto a los primeros programas de la revista cultural. Me
escucho atropellado, apurado, con prisas, preocupado, nervioso, inseguro. Sobre
todo cuando estoy solo. Y ahora recuerdo algunos consejos de David, quien
hablaba con calma al micrófono, con aquella sabrosura que tenía como buen
conversador. Hacía tiempo que no estaba frente al micrófono, y hace tiempo que
no reflexiono y que no pienso en el sentido. La semana anterior me sentí más
cómodo.
Más allá de que quiero ayudar a mi amiga con sus dos
programas, me doy cuenta de que me llegan estos espacios. Hace poco pensaba:
quiero hacer radio. Ya se cumple. Pero, ¿para qué? ¿Qué diré?
Hoy me di cuenta, a través de Facebook, que hace tiempo no
pienso dos veces lo que digo y que debo ser congruente con lo que quiero. La
congruencia se escucha, se lee, se siente. En la radio es importante conectar
la razón con lo que se dice, es donde la importancia del fondo se nota en la
forma. Eso hay que llevarlo a lo cotidiano.
Los puntos, los acentos y las comas son fundamentales en la
radio. Sirven para enfatizar, para hacer una pausa o continuar cuando sea
necesario, para darle orden a las ideas. Lo son todo. Y esta es una enseñanza
que, quizás, me quiera decir la radio, en una transición de apenas unas cuantas
semanas. Tal vez sólo llegue para recordarme por qué este medio es mi primer
amor.
Gracias Ana, gracias Yade, gracias Hash, por ser parte de
este crecimiento, por todo, por siempre.