lunes, junio 23, 2008

Señales



Leer el mundo es útil. Si vemos que está nublado, nos preparamos para la lluvia, y esa es una de las lecturas más sencillas que podemos encontrar. Sin embargo, en ocasiones nos llegan señales. Éstas nos empiezan a rodear (como una serie de sucesos que se relacionan entre sí) y a nosotros nos corresponde encontrar en qué punto se unen para advertir algo que nos puede suceder.
Si llego al hospital en tres ocasiones por diferentes enfermeedades relacionadas con fumar, entonces debo pensar seriamente si lo dejo o no; si tengo colitis, gastritis y diario ando con molestias estomacales, además de que he engordado, entonces pensaré en la posibilidad de cambiar mis hábitos alimenticios... Y así la vida diaria, y así lo que a todos nos pasa.
De un tiempo para acá me encontré con una serie de "señales". Tuve una pelea; alrededor de mí han sucedido accidentes de carretera; hace tres semanas choqué con una vaca que, por fortuna, sólo destrozó el frente de mi auto; hace una semana perdí a una persona importantísima para mí por llegar tarde e ir tomado; dos días después, por la carretera comenzó a llover fortísimo y decidí regresarme de la libre para tomar la autopista que es más segura. En ese regreso, una camioneta me rebasó a toda velocidad cuando yo iba al pasito, con mis intermitentes y segundos después, quien me acababa de pasar salió de la carretera dando vueltas por el aire.
En todas estas partes aparece el factor alcohol. Sí, las mamás dicen: hijo, no tomes. Pero uno toma el comentario a mal y asegura que las tragedias sólo ocurren a los demás. ¿Qué más debe suceder, entonces, para que yo tome conciencia? No quiero ni pensar en el siguiente mensaje que me llegaría: perder a mi familia, perder partes de mi cuerpo, perderme yo.
Hugo Hiriart escribe en "Vivir y beber" acerca de estos problemas, donde asegura que nadie puede ayudar a quien tiene problemas con el alcohol, donde dice que es necesario perderlo todo y a todos, para entonces tomar acciones. En lo personal, no quiero que eso suceda.
El caso es que este fin me mantuve sobrio y además en Tequila, cosa que en sí ya es un logro. Y como dicen los hermanos de AA: "sólo por hoy", iré paso a paso.
Sé que todo esto me ayudará a ser mejor persona y me mantendrá mejor en todo lo que hago. Sé que esto también me hará más congruente con el modo de vida que deseo: ser buen escritor, ser buen padre, ser buen esposo. Pienso, entonces, que cada uno tenemos la oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida, que de nosotros depende y no de que en mi trabajo gane tanto o de que me ofrezcan esto o lo otro. Cada uno rema su propia canoa, como decía BP, a quien por cierto le perdí el respeto hace mucho pero con todo y eso tiene razón en muchas cosas.
Lo que sigue es lo siguiente, y así me voy, mirando adelante, siendo un tren a quien nadie detiene, siendo un hombre a quien nada ni nadie doblega, ni modo que no pueda, como me han enseñado mis maestros de la vida: papá, mamá, Chavakela, Dani, Gabi.
Hay tanta gente que cree en mí, que ya es hora de que yo lo haga.

*La foto es de internet, me recuerda las dos vacas que se me cruzaron en Amatitán. Sí, sí, estoy bien, ni un raspón, sólo se jodió el coche, porque la vaca se dio a la fuga como si nada.

viernes, junio 20, 2008

Contar con números


Hace tres meses quería escribir esto, pero preferí esperarme porque quería estar seguro de que no hablara de un simple antojo que me dura unos días y ya.
Como saben, me gusta contar cuentos. Me siento a escribir, hago letras, palabras, párrafos, narraciones, y hasta eso que tan pero tan malo no soy. Y siempre me gustó verme delgado, caminando por la ciudad, del centro a Tabachines en ocasiones y sobre todo, en un campamento mientras cargaba una mochila. Ese tiempo ya terminó, al menos cuando caminar era algo que me mantenía más o menos en forma, aunque de alguna manera, cuando vivía en mi segundo piso de Niños Héroes, prefería ir a pie a trabajar que en auto porque El Informador está en el centro y estacionarse es un infierno.
Llegué a Tequila y contra todo pronóstico, mi vida se volvió más sedentaria y comí y comí y comí mucho puerco, al grado que el puerco era yo. "Estás más repuestito, mijo", me decían. Y sí, cuando me di cuenta, dejé de ver el cinto mientras estaba de pie. Me salió una barriguita de casado sin los beneficios de estarlo, y al acostarme en la cama, de lado, veía como esa panza blanda se recostaba también. Pues sí, dejé de gustarme y al menor esfuerzo me empezaba a cansar.
Pocos me vieron así. Qué bueno.
Hace un par de días mi jefe me dijo que me veía más delgado. Se empezó a notar el trabajo de contar números. Sí. No recuerdo haber contado tantos números en mi vida desde que comencé a ir a un gimnasio. Ya sé, ya sé. La mayoría no me imagina levantando pesas, ni sentado en aparatos haciendo ejercicio, pero resulta que en Tequila, hay un sitio que me gustó para ir, donde el mamey mayor es buena gente y no está hostigando al usuario a que compre productos ni a que levante más de lo que se pueda.
Allí me encuentro con amigos y amigas con quienes platico de vez en vez y, bueno, lo confieso, me recreo la pupila en ocasiones, pero muy discimulado, eso sí.
Como decía, cuento números. "Haz cuatro series de diez". No sé, a veces pienso que los instructores ejercitan poco el cerebro y no saben contar hasta diez. Además, cuando escribe avisos en el pintarrón, "no me estraña que escriba azi".
Cuento, 10 veces levanto la pesa de 26 kilos para hacer brazo, en cuatro series, hacen en total 1,040 kilogramos, en un sólo ejercicio. Con esa misma pesa, levanto en 3 diferentes posiciones: 3,120 kilogramos, y apenas comienzo... Así, hago una hora de rutinas para brazo, espalda, pecho o pierna y cierro la última hora con abdomen, donde por cierto casi lloraba al inicio. 4 series de 10 en cada aparato, hacen un total de 120, DIARIO. Bueno, casi diario. En general 4 días a la semana.
Debo confesar que me siento bien. Mi intención no es ponerme mamey, aclaro, pero sí estar en forma como en mis años mozos. Así, la barriga ha desaparecido en 3 meses, todo ejercicio sale más fácil y han desaparecido esos problemas estomacales que últimamente me acosaban: gastritis, colitis y hasta hemorroides.
Parece moda eso del ejercicio, ¿verdad?, pero quienes me conocen saben que eso de seguir modas no se me da. Simplemente, ya coincido, en que se trata de salud. Llegando a los 33, ese aspecto se valora más. Eso no se consigue con cremas ni operaciones. Sentirse bien por dentro y la satisfacción de lograr resultados, llegan con el ejercicio.

*El de la foto no soy yo. Me han prohibido mostrarme porque luego despierto bajas pasiones y prefiero ser resposable.