martes, agosto 26, 2008

De disfraces para Zuly



La idea era buena: una fiesta de disfraces donde también los papás de los niños fueran vestidos de algún personaje. Así decidieron que fuera el cumple número 2 de mi sobrina Zuleika. Así lo aceptamos muchos. Días antes pensé en cómo debería ir. Le di vueltas a mi cabeza hasta que una tarde antes decidí que iría de pirata. Algo sencillo, donde no gastaría y divertido, tomando en cuenta que los niños ya están acostumbrados a Jack Sparrow y al pirata de Bob Esponja. Me puse mi parche en el ojo, una camiseta sin mangas de los Perros del Mal, un paliacate en la cabeza y "yojoi, yojoi". Dese luego, no podian faltar unas peliculas pirata de esas que venden acá en Tequila.

La fiesta fue divertida también para los adultos. Rica comida, rico pastel, piñatas de hongo y cosas así, y Zuly vestida de hada. Se veía hermosa. Eso sí, muy seria, muy seria, jeje. Estuve muy contento de estar allí, y de ver a mis amigos, mis primos, gente como Dany y Rosi que no veía hace tiempo, o como Paola.

Además, tuve chance de ponerme a colorear con acuarelas, al lado de mis sobrinos, vi a Grettel, a Acalli, a mis hermanos, a mis papás... En fin.

Hace muchos años imaginamos esto: nosotros, más grandes, con hijos. Bueno, yo aún no, pero me gusta ver que la familia crece y crece.

Feliz cumple Zuly. Gracias Yolis y Hugo, por estas ideas.

*En la foto de arriba, Zuly pintando. En la de abajo, Hugo disfrazado de ¿naipe?, Yo con mi diente de fierro y un tatuaje de Patricio, Chino de monje, y Ricardo de él mismo.

sábado, agosto 16, 2008

Lili se gradúa



Cuando nació no la quise ver. Ella lo sabe, se lo confesé hace tiempo y mi mamá lo recuerda. Me parecía que tres éramos suficientes (Hugo, César y yo) y que no debíamos ser más en la familia. Sin embargo, llegó y según entiendo con algo de sorpresa. A mi papá siempre le hizo ilusión tener una hija (supongo que algo así siento yo ahora), y en tres intentos aparecimos niños. Luego, apareció Lulú, una niña que llegó a la casa, más o menos de la edad de Hugo, y a quien tratamos muy mal, por cierto. Hace un par de años, mi mamá me contó que su intención era adoptarla y la regañé por no habernos explicado. "Estaban muy chicos. Pensamos que no entenderían", me dijo. Y más me molesté con ella, porque pienso que de alguna manera habríamos aceptado a Lulú, aunque después se la llevó su mamá biológica. Nunca imaginé en la posibilidad de que le doliera a mi papá, hasta ahora. No sé dónde andará ella y qué hará... Que Dios la cuide.

Así, cuando llegó Lili a nuestras vidas, imagino que mi papá fue el más feliz. Como dije al inicio, no quería verla. Me parece que hasta que cumplió un mes, me acerqué a ella para abrazarla mientras lloraba. Yo también lloré y le pedí que me perdonara. Años después lo hizo. Ella adoptó los nombres de mis dos abuelas: Lidia Magdalena. Siempre me parecieron nombres hermosos.

Ayer asistí a su fiesta de graduación. Lili, mi flaca, terminó su carrera de psicología y es una mujer linda, inteligente, risueña y con mucho carácter. Fue una graduación divertida, como muchas, donde sobre todo mi hermana se dedicó a disfrutar su momento al máximo y a lucir bellísima.

Allí comenté con César que cuando se trata de lucirse, mi papá lo ha hecho con Lili. Sus 15 años se convirtieron en una fiesta inolvidable por todos. A través de esa fiesta, la flais flais firulais hizo compadres a dos grandes amigos: a Beto y a mi padre. Esta vez, en "el vals del graduado" ella eligió a mi papá para bailar, en lugar de su novio. Me encanta que ella entienda lo que vale y significa para él. Ya se imaginarán, había de beber puro fino: Buchanans, Maestro Tequilero, Centenario, Azteca de Oro, piñas adornadas con carnes frías...

Hoy, mi hermana menor, a quien llevaba al jardín de niños, a quien acompañé en sus juntas de padres familia en la primaria y secundaria, quien más se parece a mí de mis hermanos; se ha convertido en mi confidente, en la persona a quien llamo cuando estoy desesperado, cuando me doy cuenta de lo solo que estoy. Ella es mi paz principal, mi sol en la vida, lo más hermoso que me han regalado Dios y mis padres.

Gracias, Lili, estoy orgulloso de ti y sé que serás muy buena como profesionista. Te admiro, mi flaquita, y sobre todo, te quiero mucho, mucho, mucho. Y sé que César y Hugo, también.

*Arriba: Lili brinda. Salú! Abajo: César, Lidia, Hugo y yo, esa vez sí nos bañamos todos. Más fotos en: http://panchofranciscorojas.hi5.com

lunes, agosto 11, 2008

Al cerro



Me tomé tres días a cuenta de vacaciones. Ese tiempo lo aproveché para saldar una cuenta pendiente que tenía desde que llegué a Tequila: acampar en el volcán.

Así fue como me puse las botas, llené la mochila de lo necesario, me compré una manga y un cuchillo y emprendí mi camino. La gente me miraba mientras pasaba, no faltó quién me diera ánimos y en la empinada subida caí en la cuenta de algo: ya no tengo 18 años. Sí, en efecto, resulta que me dolieron las rodillas, la espalda, los pies, algo que en mis tiempos de scout nunca sucedió. Recordé a Dani, quien nos decía entonces que lo que hacíamos nos lo iba a cobrar el cuerpo en algunos años. A mí, ya me cobró. Y eso que estoy más o menos en forma. Ya imagino si lo hubiera intentado el año pasado, antes de entrar al gimnasio. Ay de mí!

Mientras más me pesaba avanzar, reconocí que no podría subir todo el cerro, que lo dejaré como un reto pendiente y que era hora de encontrar un lugar. Así, luego de subir una lomita, de escuchar a los árboles de roble saludarme después de tanto tiempo y de seguir la ruta que me marcaron, llegué a un sitio pequeño, donde unas rocas me invitaron a descansar. Puse mi tienda, fui por leña, percibí un olor a zorrillo, puse la fogata y me recosté a contemplar el cielo, a pensar en lo que vivo y recordar a mi hermanos (alguien me dijo que era molesto encontrarse en una lista, pero no creo que sea tan malo): al Gurru, Amorcito, Tito, Mario, el Primo, Chino, Fer, Henrys, y muchos otros que me acompañaron en tantas caminatas. Pensaba en el ETTAH que se hizo en Tequila y ya que oscureció escuché el sonido de las hojas, imaginé un animal, volteé y allí estaban dos zorrillos, a 3 metros de mí. Me moví sigilosamente para verlos y no espantarlos ni recibir su ataque oloroso y decidí convivir con ellos mientras se sintieran bien. Cuando hice la fogata, se fueron.

Entonces bebí el mejor café que he probado en años, me hice unos plátanos, un dulce de manzana y me fui a dormir. Rico. Muy rico. No cabe duda que recuperar ciertos momentos, es increíble.

De regreso, en casa, me dolía todo. No, no soy el mismo, pero recordé cuál es mi origen y me reencontré con Dios.