sábado, marzo 31, 2007

Burbujas mágicas


Una de las razones que me trajeron a Tequila, fue la posibilidad de ver la vida distinto. Necesitaba detonantes para vivir lo que no me había tocado y de otra forma. Así, las tardes en la plaza son deliciosas, en una banca bajo las jacarandas. O bien, en el café El Palomar, a un costado del atrio de la iglesia. Ahí aparece algo singular. Se trata de un señor que vende burbujas y rehiletes. En su triciclo puso un techo que sirve para resguardar una fábrica de burbujas. Sí, con un ventilador y un bote de jabón, hace aparecer burbujas que los niños de acá corren a reventar.

Luego de verlas con atención, mientras bebía un café americano, recordé que una vez intenté escribir algo acerca de una burbuja. Entonces falló lo que hice. Esta vez, funcionó. Quienes saben còmo escribo, entenderán que al tratarse de poesía, me refiero a algo diferente de lo que digo. Me gustaría saber qué se encuentran en este texto, quiero que me digan ustedes que me leen, sus opiniones. No. No me digan si queda bonito o feo, simplemente si saben de qué hablo. Este texto, obvio, no queda concluido sin sus comentarios.


Burbuja

cuando cae
la noche
con un soplo
intento traerla
a iluminar la plaza
pero me dicen que
así no
es:
que só(o)lo
basta con el
aliento
para que lleve de
paseo
al arcoiris
hasta que la dureza
del viento
(del piso)
(de una palmada)
la haga “plic”


(feb07)


*Agradezco la foto, tomada por Aurora Valenzuela.

domingo, marzo 25, 2007

Paisaje a la vista


"Te vas a aburrir", me dijeron. "¿Qué vas a hacer allá?". Escuché muchas opiniones acerca de mi partida a Tequila. Y bueno, adorando como quiero a Guadalajara, confieso que no fue fácil la partida. Lejos de mi familia, de mis amigos, de mis niñas del periódico que en realidad son las personas que más veía y a quienes siempre considero mis esposas (porque me quieren, me cuidan, me celan, me regañan, pero nunca me besan), de las exposiciones y del cine.

En fin. Llego a Tequila y después de un fin de semana de ansiedad porque no sabía qué hacer, decidí juntarme con quienes podría pasarlo bien. Así llegaron a mis historias "Los Aguirres". Se trata de tres primos que trabajan en el Ayuntamiento: Juan Carlos en Padrón y Licencias, Noé en Alumbrado Público, y Beto, en Aseo Público. Todos ellos comandados por Maribel Cerrillos. El caso es que entre ellos y los amigos de un chavo que hace servicio social conmigo, Rocha, la llevo agusto para el relajo.

Tequila, efectivamente, no tiene un Bar Calavera, tampoco una Mutualista, ni un Mascusia, pero siempre hay modo de pasarlo bien. Así ya nos hemos amanecido. Allá los acontecimientos sirven como desahogo. Así sucedió con las fiestas de Amatitán y con la reciente presentación de Joan Sebastian o la visita en una peñita que hay por acá, de Manuel Ascanio (uuuuuuh, el de "no debes tener dos amores...").

No sé. Quienes me han visitado: Marcela, Miriam, Rocío Coffeen y Martha, se fueron felices. Y es que debemos entender que Tequila no es Vallarta (por su ambiente antrero y de ligue), tampoco es Tapalpa (donde se te antoja sólo descansar y caminar por el bosque), se trata de un sitio diferente, un pueblo que cuenta con tres museos, recorridos por fábricas, un cerro para acampar y una sierra increíble para hacer caminata. Pero además de todo esto, Tequila es un alimento para la vista. No por nada su paisaje es considerado Patrimonio de la Humanidad. Así que cuando me visiten, traigan una cámara, como lo hizo Martha y su muchacho que me cayó rete bien. Esa que ustedes ven, es una de sus fotos.

viernes, marzo 23, 2007

Tequila, el inicio de otro capítulo



Ahora en Tequila. Luego de dos meses de radicar en este Pueblo Mágico y de muchos más de tener en el olvido el blog, regreso con la intención de contar cómo va todo por acá. En todas partes, en persona o por el messenger me preguntan cómo me va, qué hago y asuntos por el estilo. En todas partes también me dicen: "luego te visito".


Para comenzar, debo decir que ha sucedido mucho en este tiempo. Así que poco a poco platicaré qué ha sucedido y trataré de estar al tanto de los días también.


Hoy regreso acá por la necesidad de comentar cómo ando y que, como dice El Personal, no me hallo.


Luego de encontrarme con la vida de pueblo, después de ser invitado a dirigir Comunicación Social en el Ayuntamiento, tuve que dejar atrás muchos elementos que me hacían vivir en Guadalajara. Por un lado, el trabajo de ocho años en El Informador, cambió de dinámica y ahora me metió en un lío. Acá el tiempo se mide diferente y he llegado a perder la noción de los días y eso ha conseguido que yo le falle a la redacción, a Aurora y a Aimeé. Tienen razón al estar molestas conmigo. Tienen razón para darme de baja como colaborador si así lo deciden. Todo es aprendizaje y aunque me han tirado al piso mis errores, pues ahora que me voy de GUadalajara salen a relucir, debo estar de pie. ¿Qué más nos queda? Hace tiempo me prometí no quedarme lamentando lo que sucede.


Además de ellas, debo ofrecer una disculpa a otras personas que me han acompañado en proyectos y que ahora tengo abandonadas: Miguel Ángel Gutiérrez, Luz Odelinda, Tessie Solinís, Erika Zepeda, Cecilia Eudave. No olvido lo que les debo y créanme que me encantaría seguir con todos.


Guadalajara me tenía acostumbrado, desde que era adolescente, a hacer muchas cosas a la vez. Alicia Caldera me contó de alguien que dice que soy mal quedado. Esa imagen la debo limpiar y debo comenzar por acá. Tequila es un nuevo inicio en muchos sentidos, pero por ahora les cuento de lo laboral. Como decía Gabi Bautista: voy en un tren y nadie lo puede detener.