"Honor y lealtad", decía el lema de mi patrulla de los scouts (Condors). Yo tenía 12 años cuando empecé a mencionarlo y un guía, de 16 años, nos explicaba el significado de esas dos palabras. "Un joven que guía a otro joven es como un ciego que guía a otro ciego", decía un maestro en la prepa y en efecto, ¿qué tanto podía saber de esto entonces?
La amistad va muy ligada a la lealtad. Más o menos en ese tiempo empecé a manejar el término y recuerdo cómo se me llenaba la boca de flores cuando lo mencionaba. Sin duda, decir "honor" o "lealtad" en la secundaria era enmarcarse como un bicho raro, era como sentirse un último samurai o un caballero medieval. Lealtad, entonces, se convirtió en un sinónimo de fidelidad. Si yo no traicionaba a mis amgos, entonces era leal.
Por su parte, el honor lo manejaba con mayor cuidado. Aún lo hago así, porque siento que se trata de algo bastante volátil. Pero de este tema en particular hablaré otro día, por su complejidad.
Como decía, la lealtad es lo que me mantiene unido a la gente que aprecio desde hace bastantes años, sobre todo a quienes conocí en ese tiempo. En cambio, si algo se rompió en el camino, tuvo qué ver la ruptura de este valor importante para mí.
Cuando llegué a Tequila, me asignaron a dos personas que aprendí a querer. Ángel y Rocío se convirtieron en un objetivo para mí. Sin saber nada de comunicación, me propuse ponerlos al corriente y así es como Ángel ha conseguido, por ejemplo, publicar sus fotografías en Mural, El Informador, la revista Maxwell y hasta el TvNotas. De Rocío me contaron muchas cosas, me dijeron que no podía confiar en ella y eso mismo le comenté cuando hablamos. "Para mí, lo que más cuenta es la lealtad", les dije en una primera plática. Y creí que todo iba bien. Hasta hay mejoría notable en la redacción de ella.
La Dirección de Comunicación Social es un foco de información en cualquier dependencia. Es donde todas las áreas desahogan lo que hacen y lo que harán y, por lo tanto, donde se debe tener cierta discresión. Tener a Rocío, por sus caracterísitcas, era tener oídos de lo que sucede en el pueblo y así fue como la aproveché, así fue como empecé a confiar en ella.
Ayer hubo un paro de labores. Ya saben, un líder sindical dice a los trabajadores que el patrón no ha cumplido y de buenas a primeras, huelga. Pero, resulta que como algunos de ustedes deben saber, para llegar al paro es necesario emplazar, hacer un pliego petitorio al patrón, con copia para Conciliación y Arbitraje, y comenzar una negociación que si en 10 días ( en el caso de servidores públicos) no llega a nada, entonces se inicia la huelga. Ayer, sin este procedimiento, el personal de Ayuntamiento intentó presionar. Al final, Conciliación y Arbitraje le dio la razón al presidente municipal y bueno, sabía también que lo que hizo la gente fue ilegal.
Todo terminó en descontar el día a quienes no trabajaron, y en un regaño.
"Despiertame, cuando pase el temblor", es la frase que traigo en la cabeza. Ayer estuve un poco decepcionado. Pensé que Ángel y Rocío estarían de mi lado, pero no. Y comprendo. Muchas veces los presionan. Pero lo que no me gustó fue saber que ella era de los más agitadores. Pero eso sí, si me veía en el mitote, calmadita. Si me iba, levantaba la voz. Incluso cometió una indiscreción hacia un comentario de Alicia, gente de mi mayor confianza junto con Maribel.
Lo estuve pensando anoche. Me ofrecieron moverla de mi área. Quienes saben de periodismo, reconocen que el comunicador es un vehículo de información, pero como profesionales debemos aprender a controlarlo, y por lo visto, ella no puede hacerlo. Y sí, perdió mi confianza.
El temblor continúa. Lo de ayer provocó que los directores hiciéramos movimientos luego de saber de qué lado masca la iguana y de qué pata cojea cada quién. También nos enseñó para darnos cuenta de en quién podemos confiar. Duele. Ya me encariñé con los muchachos, pero como dice Mario Puzo: "no es personal". Aquí venimos a trabajar y a hacer funcionar una maquinaria. Ni hablar.
Tequila me ha enseñado, de manera muy gentil, acerca de cómo se trabaja en medianas ligas. He aprendido que el trabajo no basta, que hacer política es importante y que debemos aprender a nadar en estas corrientes. Ahí vamos. Pronto se llevan a Rocío para otra área, con quien por cierto hablaré para agradecerle y explicarle qué sucede, y vendrá alguien más. Ni modos, a volver a empezar. Pero así es esto, y veo que no basta con que yo entienda acerca de lealtad, si la gente que me rodea no lo comprende. De esto aprendemos todos.
*No hay foto por el luto que siento.