viernes, enero 31, 2014

Niño de Octubre


Sigo a A la Deriva desde que comenzó y ahora no tengo duda de que es, para mí, el grupo de teatro más interesante de la ciudad y debe ser -lo dicen sus participaciones en las muestras nacionales y fuera del país-, uno de los más importantes de México en cuanto a teatro para niños y jóvenes se refiere. Por eso, ha sido un completo honor que Fausto Ramírez y Susana Romo me invitaran a escribir el texto que ahora aparece en el programa de mano. Hacerlo me dio ciertos privilegios; el más importante fue leer el texto antes de verlo interpretado en escena.
Esta obra, de Maribel Carrasco, me llevó a conocer a Hugo y a Figo, quienes luchan por sus vidas en un hospital, y lo hacen ayudados por sus sueños, por la amistad y por el amor. Se trata de la manera más conmovedora de abordar el tema de la donación de órganos, tanto que, confieso, durante la lectura tuve qué detenerme un poco hasta parar de llorar. La expectativa quedó alta, mucho. Terminé y sólo pensaba: "¡Quiero escribir como ella!".
El día del estreno, Hashish y yo íbamos emocionados, por saber cómo resolverían la dramaturgia, por lo que significaba para nosotros regresar al "Alarife", por estar en el programa de mano al lado de Memo Plastilina, quien se encargó de la ilustración y, al ver el trabajo de Fausto y Susana, quedé maravillado por el trabajo de todos. No podía esperar menos. Ajá, lloré de nuevo, y eso que ya sabía lo que ocurriría, así que no me queda más que recomendar esta obra que no nos debemos perder. En serio, vale mucho la pena.

Pensé publicar acá mi textito, pero ya cambié de opinión. Si lo quieren leer, vayan a ver este montaje.

Sábados y domingos de febrero a la 1 PM
Teatro "Alarife" Martín Casillas
Prolongación Alcalde 1351 -frente al Code-
Costos: sábados 50 pesos entrada general
Domingos 70 pesos general y 50 pesos niños, estudiantes y tercera edad


jueves, enero 30, 2014

De visita en la Secundaria Mixta 82

Leer ante un público, contar cómo ha sido mi proceso como creador, fue un sueño que tuve durante mi adolescencia. Algún día ocurrirá, pensaba, ha de ser bonito que lo reconozcan a uno. Reconocimiento. Eso buscaba. A estas alturas, escribir se ha convertido en un compromiso, en una responsabilidad, pero sobre todo en un modo de vida, de encontrarme, de mirarme en un espejo y exponerme para que otros se miren a sí mismos. Estoy aquí para escribir.
Visto de ese modo, el reconocimiento no es importante, de verdad, es lo de menos. Y cada que visito una escuela me queda más claro que obtengo más de lo que preguntan, observan y me hacen reflexionar que de lo que puedan pensar de mí. Así sucedió el viernes 24 de enero, al visitar a la Secundaria Mixta 82, una escuela que aún no es construida pero que cuenta con aulas provisionales en un espacio provisional de Lomas del Mirador, en Santa Fe (Tlajomulco).
La invitación llegó de parte de Adriana Galaviz, compañera de mis épocas de Pingo en El Informador, quien da clases de Español y aprovecha sus contactos para llevar autores a sus alumnos. La experiencia fue gratificante del todo y los muchachos se portaron estupendos, inquietos, llenaron el aula de preguntas y aproveché la confianza para leerles algo inédito, ejercicio que siempre sirve para saber si le seguimos o nos regresamos.
Esta visita me hizo pensar mucho en cómo se habla, se condena, se increpa en contra de los maestros que se encargan de la educación pública. Siempre insisto en cómo un colegio no garantiza mejor educación sólo por serlo, y que la calidad de los profesores es independiente del plantel al que asisten. El sistema, es otra cosa.
Retomo este blog para agradecer a cada uno de los alumnos y maestros de esta secundaria por sus atenciones y esperando que sus condiciones de infraestructura para estudiar, mejoren. Plantilla académica de valor, ahí está. Todos merecemos escuelas dignas.