viernes, abril 27, 2007

La ilusión de llegar

Sí, sé que la foto les recuerda esas filminas que les enseñaban en el catesismo, donde una flauta sonaba mientras Dios, con voz argentina de locutor, decía: "Te amo, hijo". Y ahora que lo pienso, luego de acordarme de la época, iba mucho con la moda de Los Pasteles Verdes, Los Ángeles Negros, King Clave y Palito Ortega. En fin... En realidad, esta imagen la tomé en la Sierra, después de cruzar el Río Lerma-Santiago, rumbo a un pueblo del municipio de Tequila llamado El Salvador.
El domingo pasado vino mi familia. Le conté a mi papá que había encontrado un lugar hermoso para acampar y uno de los pueblos más bonitos que he conocido. Así que los esperé y llegó acompañado de mi mamá, Hugo, César con Paty y su hija Grettel (que es una luz llena de sonrisas), mi hermana Lidia, mi abuelo José, mi tía Martha y mis primos Ricardo, Jazmín y Eduardo. Todos en el plan de conocer aquel lugar. "¿Falta mucho?", preguntaba mi papá.
Me daba risa que se invertían los papeles. Así lo cuestionaba cada 10 minutos cuando íbamos rumbo a la playa. "Está lejos", decía. Y entonces me puse a pensar en las distancias, en cómo después de conocer lugares como El Salvador o San Sebastián del Oeste, la ilusión de llegar nos hace perder la noción del tiempo. Mientras conducía hacia la sierra, recordaba el cielo, la planicie de un bosque de roble que se levanta sobre la tierra rojiza. Quiero vivir allá. "Está lejos", insistía mi papá y los demás le daban la razón. Jamás está lejos, cuando se trata del sitio donde quieres estar, pensaba.
Al fin llegamos, fuimos recibidos por la familia de Macario, un hombre de allá que sabe ser amigo. Su papá cumplía años y no le importó que llevara mucha gente. "No salgas con eso. Siempre estoy preparado. Nada más traeme tortillas". La comida alcanzó, fuimos tratados como saben hacerlo en la sierra y regresamos cansados pero contentos... Ya quiero volver a El Salvador. Lo haré en una semana, cuando venga Cornelio García a grabar su programa: "De kiosco en kiosco". estos días serán largos, pero el camino, de Amatitán al otro lado de la barranca, no estará lejos.

2 comentarios:

Lexéemia dijo...

Debes aceptar la realidad... Cornelio no va a ir... porque Cornelio eres tú!!!!

Anónimo dijo...

"Jamás está lejos, cuando se trata del sitio donde quieres estar"
Me Quedo con Eso Un Buen Tramo del Camino.
Gracias =D