“¡Hazme un hijo!”, le grita una adolescente al que toca la
guitarra en la banda de rock o de hip hop, o al vocalista, o sólo lo piensa
cuando observa al chico alto de la escuela, aquel a quien todas quieren. Y
después, como en un cuento de hadas, el deseo se hace realidad: ella captura la
atención del galán, se hacen novios, todas la envidian y como muestra de que el
amor lo puede todo, tiene ella su primera relación sexual, luego otra, y otra,
o al menos eso presume ella. En este punto da inicio la puesta en escena que
presenta A la deriva teatro, con la dirección de Fausto Ramírez y Susana Romo.
“Hazme un hijo. Falso documental de un suceso imbécil y
hormonal”, narra, cuestiona e informa, cómo la vida de Lara (Maetzin Vázquez)
cambia luego de que descubre estar embarazada de Toro, su novio. Su hermana
Claudia (Viridiana Gómez “La Piña”) la acompaña en esta decisión, y su perro
Patán, bueno, está ahí para que le rasquen la panza y para ofrecernos ese punto
de vista masculino. O más bien, de macho (porque los animales se distinguen
así, como hembra y macho).
Para el dramaturgo Enrique Olmos de Ita, el reto debió ser
cómo escribir una obra dirigida a adolescentes que no cayera en la tentación
panfletaria de “informar” a los muchachos acerca de su sexualidad. Entretener
es un fin básico para el teatro, y es todo un reto para quien lo escribe. Aquí,
los elementos simbólicos son fundamentales. Mientras Lara y Claudia discuten
abiertamente acerca de la posibilidad de tener o no un bebé, porque “Lara no
está preparada para ser madre”, Patán cubre
un papel aparentemente divertido, lúdico. Habla de su veterinario, de
sus sueños de quedarse solo en una carnicería, de las ventajas y desventajas de
ser estéril, de su preocupación por ser
suplantado por un bebé. Él es, finalmente, la voz masculina que nunca asiste al
urólogo, que sueña con quedarse a solas con una chica, que jamás consideraría
quedar estéril, que siendo padre sufre al ser suplantado.
De la dirección aparecen los recursos. Conscientes de que
los jóvenes actuales son capaces de atender varias ocupaciones al mismo tiempo
(tarea mientras chatean mientras ven televisión mientras pelean con sus
hermanos), no consideran que la acción independiente de Patán sea distractora
mientras Lara y Claudia discuten, recurren al video bajo el formato de falso
documental para darle voz al pene, al condón, a la prueba de embarazo, al
muñeco del que abusa sexualmente patán, a los papás, al novio Toro (también con
apodo de animal, otro macho), y lo hacen para reforzar el discurso que aparece
en escena.
Lara hace un retrato fiel de una juventud actual: nadie puede
dudar que es una adolescente; Claudia hace un retrato fiel de las chicas que al
ocuparse más de su carrera, dejan en segundo término sus relaciones personales:
nadie puede dudar que seguirá soltera más allá de los 30; Patán hace un retrato
fiel de lo masculino: nadie puede dudar de que es un perro.
“Hazme un hijo” es un eslabón recuperado de la adolescencia
en constante olvido. Nos recuerda que entre los 12 y los 17 años, no existimos, o pretenden que no estemos aquí.
Que sea una de las pocas obras de teatro donde los protagonistas sean
adolescentes y de las muy escasas actividades dirigidas a este sector en una
ciudad como Guadalajara, nos muestra una luz, pero también nos debe preocupar.
Hay que asistir, disfrutar, reflexionar, los sábados a las
20:30 y domingos a las 18:00 horas, en el Teatro Estudio Diana. Se recomienda
comprar boletos con tiempo, porque se llena el foro. La temporada concluye el
22 de julio.
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